Para el momento, era necesario mantener la demanda pública de estabilidad en los países,
inducida por el gobierno lo cual reflejaba una serie de factores que variaban con el tiempo,
incluyendo la resiliencia inherente de la economía y la existencia de estabilizadores
alternativos, como una política monetaria efectiva y acceso de agentes individuales a
instrumentos financieros. Para abordar este planteamiento, [4], manifiestan que, durante
las crisis económicas, es necesario lograr la estabilización fiscal dada la resiliencia de
las economías, afectadas por la profundidad y la naturaleza global del impacto generado
en la población.
Además, es importante enfatizar que los argumentos para asumir una política fiscal
expansiva, sustentada en las teorías [5], sobre la existencia de multiplicadores de la
producción mayores que uno, se aplicó en algunos países de América Latina como en el
caso de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Colombia en la época de pandemia; se consideró
las condiciones económicas del momento, y se asumió el costo fiscal que significaba
poder lograr estabilizar la economía, con el propósito de reducir el déficit fiscal de las
empresas lo cual contribuyó a la recuperación económica de las regiones, tal como se
evidencia en los informes que muestran los indicadores del Producto Interno Bruto
– PIB del Fondo Monetario Internacional, [6] y [7], es por ello que en este estudio se
analizaron los indicadores sobre el crecimiento económico y las leyes fiscales adoptadas
por los países de América Latina en el período correspondiente al 2020 – 2022.
El estudio tuvo un enfoque analítico, bibliográfico y documental, enmarcado bajo el paradigma cualitativo que se enfoca en comprender los fenómenos explorándolos desde la perspectiva de los participantes en un ambiente natural y en relación con su contexto [8], con un análisis de tipo descriptivo con diseño no experimental porque no se busca modificar la variable solo observar y analizar [9] a partir de la investigación bibliométrica realizada a las variables de estudio: crecimiento económico y política fiscal en las bases de datos Scopus y WoS, . En este sentido, el enfoque analítico permitió inicialmente realizar una revisión bibliográfica de las variables de estudio que evaluó la calidad científica de las revistas y los artículos de investigación consultados, así como las tendencias de la temática investigada en las respectivas unidades de análisis. La búsqueda de información referente a las variables de estudio incluyó estadísticas descriptivas, tendencias, análisis de redes y comparación de términos similares; con la finalidad de interpretar y analizar los conceptos teóricos de la investigación, partiendo del estudio realizado por los diferentes autores consultados, [10]. El enfoque analítico, bibliográfico y documental, permitió comprender los aspectos teóricos de la investigación, indicando con precisión su relevancia en función del conocimiento asociado a los factores, situaciones, problemas, mecanismos, entre otros aspectos relevantes del estudio; lo cual permitió conocer o comprender a profundidad las variables de estudio.
Crecimiento económico en América Latina desde 2020 hasta 2022
Autores [10], manifiestan que el crecimiento económico, está directamente relacionado con el aumento de la renta y el valor de los bienes y servicios, así como el incremento de la producción de un país o de una población. Ahora bien, varios autores [11], expresan que el crecimiento económico está directamente relacionado con los cambios económicos presentados en un periodo de tiempo a otro, haciendo mención a las variaciones cuantitativas obtenidas o reflejadas a las variables asociadas al crecimiento.
El crecimiento económico, se genera en un tiempo determinado por lo general a largo
plazo, [12], manifiesta que el crecimiento económico de las regiones es el resultado de la
acumulación de capital, el incremento de la producción de bienes y servicios que originan
una alta tasa de ganancia, que hace posible el incremento de los salarios y, así como el
aumento de los empleos; obteniendo como resultado la crecida de la producción, lo
cual se constituye en un ciclo de crecimiento, que usualmente los componentes del ciclo
permanecen constantes. En este sentido, se señala que las economías deben abrirse al
intercambio internacional, y utilizar en su máximo las llamadas ventajas comparativas,
[13], [14]; [15].
Ante este planteamiento, [16], se muestra como la economía de América Latina y el Caribe
para el año 2020 en promedio se contrajo un 6,8% debido a la recesión económica que
generó la pandemia; sin embargo, para el año 2021 el crecimiento económico fue bueno
según cifras del Fondo Monetario Internacional [17], ver gráfico No. 1; se observa que
Colombia creció 7.5%, Argentina 7.4%, Brasil 5.5%, Chile 5.5%, Ecuador 4.2, Perú 9.0%
y el promedio para América Latina 6.3%. En tanto para para el año 2022 el crecimiento
económico se ubicó en promedio en 3.5%, para la región; Colombia 3.6%, Argentina
3.6%, Brasil 0.6%, Chile 1.4%, Ecuador 2.7, Perú 2.0%; en este período se observa una
desaceleración de la economía como producto de nuevas leyes fiscales, sin embargo el
Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe según la CEPAL [16], expone que el diseño
de la política fiscal debe estar orientado a contribuir al impulso del desarrollo sostenible
de las regiones, basado en el fortalecimiento de la recaudación y de la progresividad de
la estructura tributaria y en la orientación estratégica del gasto público para convertirlo
en instrumento de desarrollo.
Por otra parte, es bueno señalar que en el año 2023 el crecimiento económico en
promedio para la región de América Latina ha estado alrededor del 2%, observándose
una desaceleración económica en todos los países (ver gráfico No.1); producto de las
guerras entre Ucrania - Rusia y Palestina – Israel.
En América Latina, el aumento de la inflación para el período 2020-2022 se debió a
diversos factores de demanda, tal como en algunos casos los productos demandados
por la población se escasearon debido a la paralización de los países producto de la
pandemia, el año 2020 fue crítico, el mercado laboral formal se detuvo en el tiempo, lo cual
hizo que las regiones se recuperaran lentamente y registraron una alta incidencia de la
informalidad laboral. No obstante, según el informe del Fondo Monetario Internacional
[19], para el período 2021-2022, hubo un aumento de la inflación en América Latina
debido esencialmente a la subida del precio internacional de los productos, alimentos y
la energía, y en algunos casos al incremento del tipo de cambio nominal. Esto permitió,
los países de la región instrumentar diversas políticas monetarias que neutraliza en, así
como un mayor endeudamiento externo de los Estados.
Es necesario señalar, que las diversas presiones inflacionarias disminuyeron en las
regiones gracias a las acciones tomadas en consideración para el momento, tal como
las políticas fiscales y monetarias. No obstante, la inflación subyacente que excluye los
alimentos y la energía se mantiene en un nivel alto de alrededor del 8% en Brasil, México,
Chile y Colombia en 11% y 5% en Perú. Estudios según el informe de La Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económico - OCDE [20], muestra que las economías de
los países crecen cuando tienen niveles bajos de inflación, y por el contrario, los países
entran en desaceleración económica cuando los niveles de inflación son elevados, tal es
el caso de Argentina que maneja una cifra de más del 140% de inflación.
Ahora bien, la inflación puede tener un impacto significativo en las políticas fiscales de
un país, dado que puede afectar la capacidad del gobierno para recaudar impuestos, en
virtud de que los precios suben, los ingresos nominales aumentan, y los contribuyentes
se encuentren en una categoría de impuestos más alta; sin embargo, si los salarios no
aumentan al mismo ritmo que los precios, los contribuyentes pueden experimentar una
disminución en su poder adquisitivo, lo que puede afectar negativamente la economía.
Por otro lado, los países al tener niveles altos de inflación afectan el gasto público
dado que los precios de los productos y alimentos aumenta, así como el costo de los
bienes y servicios que el gobierno compra también se aumenta; lo cual lleva a una
disminución en la cantidad de bienes y servicios que el gobierno puede comprar con
un presupuesto determinado; además con una inflación alta el gobierno puede verse
obligado a aumentar los salarios de los empleados públicos para su poder adquisitivo,
lo que puede aumentar aún más el gasto público. En general, la inflación puede tener un
impacto significativo en las políticas fiscales de un país, es importante que los gobiernos
tomen medidas para controlar la inflación y evitar que tenga un impacto negativo en la
economía y en los ciudadanos comunes.
Por otra parte, según las estadísticas del informe de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe [21], la inflación para el año 2022 registró altos niveles para
los países de América Latina, cifras que no se registraban desde el año 2005; esto como
consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, ya que hizo que los precios se dispararan
a nivel mundial, sobre todo en los alimentos y la energía. No obstante, para poder hacer
frente a esta situación, se debe estimular el crecimiento económico de las regiones ya
que como es de esperarse, la economía se desacelerará para el año 2023. El informe
del Banco Mundial [22], muestra que, dado este contexto internacional, las economías
de América Latina y el Caribe no tuvieron un crecimiento económico según lo esperado
para el 2022, se produjo una desaceleración del crecimiento, reducción del comercio
global, tasas de interés más altas y menor liquidez global.
Lo anterior, tiene su fundamento teórico en autores, [23], que manifiestan que la relación a
largo plazo entre la inflación y el crecimiento económico no tiene un impacto significativo,
ni favorable ni desfavorable, sobre el crecimiento económico en el largo plazo, solo
si alcanza valores por encima del 65%; tal como sucede en Argentina, para el resto
de los países de América Latina han mantenido las cifras de inflación en un dígito al
momento de presentar este artículo. Sin embargo, es importante considerar que, incluso
en situaciones en las que la inflación es baja, se deben seguir dedicando esfuerzos
significativos para reducirla aún más, bajo la suposición de que esto es necesario y
suficiente para impulsar un crecimiento económico elevado, robusto y sostenido en el
tiempo.
Por otra parte, autores [24]; [25], consideran que la inflación y el crecimiento económico
son variables dinámicas, influenciadas por diversos factores estructurales, históricos
y consideraciones de economía política. Estos factores incluyen las decisiones
institucionales que afectan los procesos económicos en las regiones. Un ejemplo de
esto es el aumento constante de las tasas de interés por parte de los principales bancos
centrales para controlar la inflación, una medida que ha sido afectada por los efectos de
la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Estas circunstancias han llevado a una desaceleración de la actividad económica en América Latina; dado que los mayores costos de financiación han limitado el crédito
interno, el consumo privado y la inversión, lo que a su vez ha impactado negativamente en
la economía regional. Al respecto, el informe sobre las Economías de América Latina y el
Caribe, [21], coincide con las opiniones de otros expertos, al afirmar que estas economías
deben enfocarse en aumentar el comercio y fomentar el crecimiento económico en las
regiones. Esto implica establecer un mercado diversificado entre los países que incentive
las exportaciones y oriente los modelos de desarrollo hacia la transformación regional
[26].
Además, se debe tener en consideración tres áreas específicas: facilitación del comercio,
infraestructura física e integración productiva, manteniendo el crecimiento económico y
lograr una mayor inserción regional y global, actuando sobre tres áreas específicas: la
facilitación del comercio, la infraestructura física y la integración productiva.
Por otro lado, no se debe pasar por alto los niveles de pobreza en América Latina y
el Caribe, ya que a finales del año 2022, aproximadamente el 32,1% de la población
aún se encontraba en situación de pobreza, mientras que la pobreza extrema afectaba
al 13,1%. Aunque se ha registrado una ligera disminución en los niveles de pobreza en
comparación con 2021, según las estadísticas de la CEPAL [20] y el Banco de Desarrollo
de América Latina [6], estos valores siguen siendo preocupantes, especialmente en lo
que respecta a la pobreza extrema.
Durante los años 2020 -2022, los países de América Latina implementaron medidas
fiscales significativas para contrarrestar el impacto social, productivo y económico
causado por la recesión económica derivada de la pandemia. La actividad económica se
redujo considerablemente, afectando los ingresos públicos, mientras que la disminución
en la recaudación tributaria limitó los recursos disponibles para enfrentar la crisis. Además,
el gasto público aumentó significativamente debido a las medidas fiscales adoptadas, lo
que resultó en déficits fiscales tanto a nivel global como primario, alcanzando niveles
históricamente elevados.
A continuación, en la siguiente tabla 1, se muestra un cuadro comparativo con el resumen
de las leyes de política fiscal adoptadas para hacerle frente a los efectos de la pandemia,
que dejó en la economía de los países de América Latina.
Es importante destacar que las medidas implementadas varían según el país y dependen de factores como la situación económica previa a la pandemia, el nivel de endeudamiento y la capacidad fiscal de los gobiernos [21], [24]. Además, se adoptaron nuevas leyes o condiciones adicionales en la medida que el desarrollo económico de las regiones se estabilizaba, tal es el caso de:
Los riesgos psicosociales no solo están presente en los trabajadores que son considerados
adultos sino también en los trabajadores jóvenes, entre los 18 y 28 años, especialmente
por las expectativas, miedos y proyección del futuro, quienes ven en el mercado laboral
una oportunidad de cimentar su presente, pero, con pocas garantías para el futuro, desde
las condiciones laborales.
Por otro lado, se pudo afirmar que la carga de trabajo es un factor que afecta el
desempeño laboral de los jóvenes en las organizaciones, produciendo que abandonen
• Aumento del gasto público: los gobiernos aumentaron el gasto público en
infraestructura, salud y educación para estimular la economía, generar empleo y
responder a los efectos de la pandemia en estos sectores.
• Estímulos fiscales: algunos gobiernos otorgaron estímulos fiscales a las empresas
para apoyar su liquidez y evitar quiebras.
• Reducción de impuestos: ciertos países redujeron los impuestos para estimular la
inversión y el consumo, de manera particular se estableció el día sin el Impuesto Al Valor Agragado -IVA
• Reformas estructurales: algunos países implementaron reformas estructurales
para mejorar la competitividad y atraer inversión extranjera.
• Apoyo a los sectores más afectados: los gobiernos brindaron apoyo financiero a los
sectores más afectados por la pandemia, tal fue el caso del turismo y la cultura.
En cuanto al análisis de las medidas fiscales que adoptaron los países de Argentina,
Brasil, Chile, Perú y Colombia se tiene que las leyes fiscales que asumieron estos países
de América Latina para los años 2020 - 2021, incluyen mayor gasto en salud, dado
que se necesitó ampliar las clínicas y hospitales, así como dotar de equipos técnicos
hospitalarios que permitió dar una mayor asistencia y servicio médico a las personas
infectadas con el virus. Para ese entonces, algunos países de América Latina extendieron
el gasto fiscal con el propósito de conseguir financiamiento para los programas sociales
que tenían en el momento; en este contexto se encontró a Colombia, Chile y Brasil,
quienes se endeudaron, gastaron más de lo recaudado, mas sin embargo no solicitaron
el apoyo de entes internacionales; Argentina y Ecuador incrementaron sus deudas con
el Fondo Monetario Internacional y no pudieron asumir los compromisos en los tiempos
establecidos, solicitaron la extensión de los plazos de vencimiento de la deuda.
Por otro lado, la política fiscal en este tiempo se dedicó a proteger a los sectores más
vulnerables de las regiones con el otorgamiento de subsidios, lo cual generó una
mayor inflación producto de la liquidez monetaria; esto tuvo una repercusión directa
en el incremento de los productos de bienes y servicios, afectando a las personas más
vulnerables, a los que reciben ingresos medios y bajos.
Estos beneficios, tal como el seguro de desempleo y pago a trabajadores con salario
mínimo de indemnización, así como la exención de las contribuciones a la seguridad
social, surgen como producto de la situación económica del momento, el país estaba
paralizado y de alguna manera había que contribuir con la manutención de los hogares,
y sobre todo aquellos de mayor vulnerabilidad. Por otro lado, para las Micro, Pequeñas
y Medianas Empresas – MIPYME se ofrecen créditos para préstamos bancarios, se
realizan exenciones fiscales temporales y se otorgan líneas de créditos para aquellas
empresas que preserven el empleo, tal como transferencias a gobiernos, estatales,
regionales y municipales, la flexibilización en el cumplimiento de las reglas fiscales; entre
otras medidas adoptadas por los países
En este sentido, el estímulo fiscal otorgado para hacer frente a la pandemia fue quitado
gradualmente al inicio del 2022 en las principales economías de América Latina, sirvió de
apoyo crucial para hogares y empresas durante la crisis sanitaria y ayudó al crecimiento
de las regiones y a contener las presiones inflacionarias, esta política fiscal instaurada en
su momento es comparable con otras economías como la de Estados Unidos y países
europeos.
Relación entre el crecimiento económico y la política fiscal de América Latina
Para comprender la relación que existe entre la política fiscal y el crecimiento
económico de un país, se analizaron varios conceptos teóricos [27], [28], [29], donde
se manifiesta que esta relación se enfoca en la teoría del crecimiento endógeno de los
países, ya que asigna un rol significativo en la política fiscal; debido a que en los modelos
de crecimiento endógeno, se tienen inversiones en capital humano, investigación y
desarrollo, los cuales son motores esenciales del desarrollo económico de las regiones,
incluyendo los sectores público y privado; estos a su vez, genera nuevos productos o
ideas que conducen a avances científicos y tecnológicos que estimulan el desarrollo de
las regiones y promueve el crecimiento económico.
Por otro lado, autores [30] ; [31], enfocaron sus estudios sobre el impacto que tiene la
recaudación de los impuestos en el crecimiento económico de las regiones, además
consideran en sus planteamientos que, en algunos casos, los impuestos altos no
son necesariamente malos o que su impacto sobre el crecimiento económico es
generalmente débil. En este contexto, algunos expertos [32], [33], también enfatizan la
importancia de fortalecer la recaudación de ingresos públicos. Esto debe ir acompañado
de nuevos compromisos para orientar estratégicamente el gasto público y convertirlo
en un instrumento de desarrollo. Además, se debe mejorar la eficacia y la transparencia
en el uso de los recursos públicos, como sugieren estos autores; para lograrlo, es
necesario examinar detenidamente la relación de los egresos y como se distribuyen de
manera equitativa en las regiones, sectores de escasos recursos y aquellas localidades
productivas que requieran la inversión. Además, se reconoce que la política fiscal puede
tener efectos positivos en el crecimiento económico a corto plazo, ya que contribuye en la
reducción del desempleo y fomenta el crecimiento; sin embargo, se debe tener presente,
que en el largo plazo la política fiscal puede llegar a crear desequilibrios económicos
que distorsionan la economía. Por tal razón, debe mirarse con atención la política fiscal
adoptada por los gobiernos y su impacto económico a corto y largo plazo.
Aunado a esto, se considera a la política fiscal como una herramienta clave para lograr
un equilibrio en el gasto público y el crecimiento económico de las regiones; que debe
tener presente que cuando se incrementa el gasto público tanto en bienes y servicios,
o existe un decrecimiento en la recaudación de los tributos, se está en presencia de
una postura expansiva, donde los recaudos tributarios son muy elevados o exista una
reducción considerable del gasto público, se está en presencia de políticas restrictivas.
No obstante, la política fiscal debe considerar un equilibrio entre los ingresos y gastos
públicos del Estado; es importante resaltar que los cambios introducidos deben mantener
el equilibrio económico de las regiones, garantizando una óptima recolección de los
tributos. Por tal razón, las políticas fiscales de los Estados deben considerar mantener
un equilibrio entre los ingresos y gastos de los gobierno, mantener garantizando de
esta manera la armonía económica de las regiones.
No obstante, las políticas fiscales pueden tener un impacto directo e indirecto en los ciudadanos comunes, tal es el caso si el gobierno aumenta los impuestos sobre la renta, los
ciudadanos tendrán menos dinero disponible para gastar en bienes y servicios, [21], esto
puede afectar negativamente a los ciudadanos y empresas que dependen del consumo
interno, lo que puede llevar a una disminución en la producción de bienes y servicios
y el empleo. Por otro lado, si el gobierno aumenta el gasto público en infraestructura,
educación o salud, esto puede tener un impacto positivo en la economía y mejorar la
calidad de vida de los ciudadanos comunes.
Sin embargo, el panorama fiscal de las regiones para el año 2020 debido a la pandemia
adoptó medidas extraordinarias para mitigar el impacto económico y social de la crisis,
lo que implicó un aumento del gasto público y una caída de los ingresos tributarios;
lo cual generó un déficit fiscal elevado y un incremento de la deuda pública; por esta
razón, los gobiernos implementaron una reforma tributaria que aumentó los ingresos
fiscales y redujo el déficit; lo cual tuvo una incidencia directa positiva en el crecimiento
económico para el 2021, con respecto al año anterior. Además, se evidenció un incremento
significativo de la actividad económica para las regiones de América Latina, en vista del
cambiante contexto macroeconómico global del momento, que influyó en la dinámica de
crecimiento de las regiones, lo cual ocasionó que se reactivara la actividad económica
entre los países globalizados.
No obstante, a pesar de que el crecimiento económico de las regiones en promedio
ascendió a más de un 6,3%, para el 2021 promovido por la demanda de productos, por
el consumo y el incremento de la inversión; para el 2022 empezó a desacelerarse dadas
las condiciones del entorno macroeconómico se volvió más complejo y las regiones
enfrentaron nuevos desafíos. En este sentido, los factores externos que afectaron tanto
el desarrollo económico como la gestión de la política fiscal reflejaron el decrecimiento
económico y el intercambio comercial global, [17], [21]; lo cual reforzó la tendencia
al alza de la inflación a nivel mundial y presionó para que la política monetaria en los
países desarrollados se normalizara; los mercados financieros se vuelven volátiles y las
inversiones disminuyen en gran medida. Como consecuencia, los flujos de capital hacia
los mercados emergentes se vieron afectados, lo que trajo consigo volatilidad cambiaria
y un incremento en el costo financiero de la deuda.
Las regiones experimentaron una disminución en su crecimiento económico, debilitando
la recaudación de impuestos que había desempeñado un papel central en la reducción
del déficit fiscal hasta el año 2021; por tanto, la aceleración de la inflación llevó a los
bancos centrales a adoptar un manejo más restrictivo de la política monetaria. Además, el
incremento de los precios en productos y servicios ejerció presión sobre los países para
tomaran medidas a optimizar el manejo de las finanzas públicas; las cuales incluyeron
subsidios, reducción de impuestos y desgravamen de productos básicos y combustibles,
con el objetivo de mejorar el poder adquisitivo de los hogares, especialmente los más
vulnerables. Se observó que las condiciones financieras de los ciudadanos se afectaron,
producto de las altas tasas de intereses y a la imposibilidad de cumplir con los compromisos
crediticios, así como la depreciación de la moneda y la inflación elevada del momento.
Ahora bien, al revisar las bases teóricas sobre lo expuesto, [14], [33], que hace referencia
a los niveles altos de inflación, lo cual se traduce en un impacto negativo para la dinámica
del crecimiento económico, dado que las presiones inflacionarias ejercidas interfieren en
las diversas actividades financieras, y por tanto el objetivo de la política económica debe
estar dirigido en la protección de los ingresos de los sectores sociales más vulnerables
que ya habían sido afectados por la crisis.
En este contexto, América Latina y el Caribe podría beneficiarse de la puesta en marcha
de política fiscal activa, enmarcada en una serie de normas fiscales orientadas al beneficio
social de las regiones; por supuesto que sea viable y sostenible en el tiempo, garantizando
el mejoramiento de la recaudación de impuesto en el tiempo, manteniendo el equilibrio
macroeconómico. Además, se busca que el gasto público se reoriente al beneficio social
sostenible, convirtiéndolo en un instrumento para el desarrollo y promoviendo fuentes
innovadoras de financiamiento vinculadas al progreso sostenible y sustentable de las
regiones.
En primer lugar, se concluye que el crecimiento económico de los países de América Latina
para el año 2020 tuvo una caída negativa considerable, en promedio de un 7%, producto
de la paralización económica de las regiones como consecuencia de la pandemia.
Por otra parte, para el año del 2021 se tiene una recuperación positiva del crecimiento
económico de los países de América Latina en promedio de 6.3%, evidenciándose el
desarrollo económico de las regiones, producto de la adopción de políticas fiscales
expansivas a corto plazo aplicadas por los gobiernos de turno; vale la pena señalar que
Perú, creció un 9.2% y Colombia un 7.5%, ambos países enfocaron su política fiscal a
reducir gradualmente el déficit fiscal y la deuda pública, priorizando el gasto social y la
inversión pública.
En segundo lugar, para el año 2022, el crecimiento económico para los países de América
Latina tuvo un descenso considerable con respecto al año anterior, en promedio 3.2%,
mientras que Colombia mostró un crecimiento económico del 3.6%, al igual que Argentina.
Colombia mantuvo su política fiscal y Argentina también, pero esta crea un impuesto
extraordinario a los activos financieros en el exterior, aumentó las alícuotas del impuesto
a los bienes personales, suspendió la movilidad jubilatoria y redujo las transferencias a
las provincias, sacrificando el gasto social de las personas más vulnerables y la inversión
pública.
Con este panorama de desaceleración del crecimiento económico de los países de
América Latina, surgieron crecientes demandas sociales, que llevó a los gobiernos
a realizar inversiones para cumplir con los planes de desarrollo en las regiones y la
adopción de políticas fiscales restrictivas; en consecuencia, se ha promovido la creación
de un nuevo acuerdo social y fiscal, enmarcado en el progreso y desarrollo económico
sostenible de las regiones; lo cual tiene como objetivo el aumento permanente de los ingresos, con el propósito de abordar las necesidades de prosperidad y sostenibilidad
que la ciudadanía demanda.
Mas, sin embargo, en la actualidad, las regiones evidencian en sus economías,
desequilibrios en cuanto al desarrollo sostenible, dado que es evidente los valores
reflejados en cuanto al crecimiento económico, la inflación elevada sostenida en el
tiempo, las altas tasas de interés impuestas por los Bancos Centrales y a la incidencia
directa de la volatilidad en los mercados internacionales. Todos estos factores, ejercen
presiones económicas restrictivas de los Estados, las cuales repercuten directamente
en las finanzas públicas y las demandas crecientes para reducir la pobreza y mejorar el
bienestar social de los ciudadanos.
Finalmente, se pudo observar que el crecimiento económico y el desarrollo sostenible
de las regiones depende de un político fiscal efectivo que garantice la calidad del gasto
público, la estructura tributaria y la capacidad de los gobiernos para implementar
políticas fiscales adecuadas, que establezcan mecanismos de recaudación apropiados,
progresivos y enfocados estratégicamente en el gasto público, con la finalidad de
potenciar su papel como herramienta de desarrollo.
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